Hace unos días, me puse la tarea de limpiar y organizar todas antiguas notas y escritos, que llevo coleccionando en dispersos lugares desde el 2012. Entre ellos, encontré uno que escribí en enero de 2017. En esos tiempos estaba luchando con la incertidumbre de lo que quería hacer con mi vida, y creo que esas palabras cimentaron mi determinación de emprender este viaje.
Y quería compartirlas. Originalmente las escribí en inglés, pero las traduje para ustedes. Aquí están:
Me sentía atrapado. Por un momento dejé de creer que estaba en control de mi vida y mi destino. Me sentía impotente y ninguna opción resonaba con mi ser y con mi alma; estaba dejando que la vida me guiara, en vez de yo guiar a mi vida.
Pero entonces el universo me escuchó, al menos por ese instante, y detuvo la corriente en la que estaba flotando, dándome la oportunidad de preguntarme nuevamente:
¿Es esto lo que quiero?
No. Por supuesto que no.
Tengo infinitas opciones, no solo las que la vida puso frente a mí. Sigo tropezando a los lados porque simplemente estoy asustado de mi propia capacidad y mi determinación. Tengo que trabajar en mí mismo, dominar mi ser, para tener el control de la bestia que es la vida cotidiana.
Puedo lograr grandes cosas, pero necesito comenzar a hacerlas para demostrarme a mí mismo que soy capaz. Y entonces comenzar a tomar los grandes riesgos.
Voy a crear cosas que las personas puedan usar y que mejorarán sus vidas. No solo codificaré o programaré; diseñare y desarrollaré productos que harán al mundo un lugar mejor. Trabajaré con personas y organizaciones que aprecien mis talentos.
Y no me sentiré avergonzado de mis habilidades.
Siguen siendo igual de válidas hoy en día como lo fueron hace 3 años.